Oto el piloto v4.0.1: 01/2007

Mientras la ola de frío asola a los pueblerinos y los latin-kings de Alcorcón se quedan en casa y no por la nieve, yo estudio inglés. Hace tan sólo un instante, al salir de la sala de estudio para comerme unas palomitas rancias de un chino con mi novio y así seguir estudiando he tenido que sortear a la Chabel patinadora (digo Chabel ya que sus pantalones efecto morcilla permitían observar que no se trataba de Barbie) a la que estaban llamando por el móvil. Al abrir la bolsa contemplo como en el pasillo, tras dos chicas besándose en la máquina de refrescos, está un excompañero mío de alemán con otro amigo alternándose en dar vueltas sobre su cabeza con un casco. Una amiga suya se queja porque allí mismo no le dejó estudiar el segurata el otro día pero en cambio a ellos 'bailar' sí.

No, no me he ido a estudiar inglés a Nueva York. Por increíble que parezca estoy en la sala de estudio de filología de la Universidad de Zaragoza. Esa sala en la que yo un día fui algo, el skinhead underground, y para la que ahora sólo soy un gay opositor, estudiante de idiomas acomodado con portatil.

Sólo quería compartir con vosotros esta experiencia del cosmopolitismo posmoderno en la ciudad en la que si me dejo bigote todavía tendré unos meses para estar en la cresta de lo trendy, una vez superado el tirante y ante la premura del pantalón corto con liguero para el calcetín tan en boga en la capital (me mantengo ajeno a Barcelona, esa ciudad donde hay gente tan rara).

Mozart está “muy estresado” porque tiene una erección permanente que puede obligar a los médicos a amputarle el pene. La historia empezó bien: copuló con una hembra y la dejó preñada. Pero en algún momento su órgano sexual se infectó y ahora no hay forma de que le baje la hinchazón. Por el momento la cosa se solventa con paños húmedos, pero si no mejora habrá que cortar por lo sano. Por suerte, Mozart es una iguana, y estos animales tienen dos penes.

Mozart vive en el acuario Aquatopia, junto al zoológico de la ciudad belga de Amberes. Sus cuidadores le han puesto en cuarentena y le están aplicando un ungüento para que le baje la erección. El responsable de comunicación del centro, Enid Balemans, ha explicado que “el pene de la iguana sólo sirve para introducir el esperma en la vagina de la hembra y después de la cópula se deshincha y desaparece dentro del cuerpo del macho”. En este caso no ha sido así, pero tampoco son infrecuentes accidentes como éste en la especie, y bueno, en último término los dos penes de la iguana son independientes, de forma que si hay que cortar uno...

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Tener dos penes como Mozart y uno tieso todo el día igual es lo siguiente.